Ganemos nuestro presente

Daniel Ripa

Investigador en paro, psicólogo y periodista. Oviedo/Uviéu. 32 años.

Tic, tac, tic… Se acaba nuestro tiempo. “Emigro por no deprimirme” me decía una amiga. Por eso me presento a estas primarias, avalado por el círculo de Oviedo/Uviéu, para que no tengamos que votar con los pies (emigrar) y porque igual son las últimas en las que puedo. ¿Viviré dentro de un año como Matías o Elena en Londres o Chile? Nos quieren hablando por videoconferencia o angustiados haciendo cola en el INEM. Precariedad y exilio es el proyecto de las castas dominantes para nosotros, nuestros hijos ¡y nuestros padres! No hay alternativa, dicen. Pero no es fatalidad: es decisión política. Lo padecí trabajando como camarero y montador de conciertos; lo analicé como psicólogo social investigando para Naciones Unidas la legislación laboral internacional; lo denuncié como activista social y periodista en medios de comunicación. Ya ganamos el primer asalto. SOMOS MÁS los que rechazamos desahucios y SABEMOS que el dinero de los recortes está sepultado en cajas de ahorros y obras faraónicas. Ahora, lo que más temen es que la sonrisa cambie de bando, como en el 15M. Y está cambiando: PODEMOS devolverles el golpe en las urnas. Hemos recuperado nuestra voz. Y AHORA LO QUEREMOS TODO.

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25S: Cogiendo la manzana prohibida

19 y 20 de Diciembre de 2001. Argentina se alza contra el gobierno de Fernando de la Rúa. Jóvenes, trabajadores con corbata, amas de casa, pensionistas. La población, asfixiada por la deuda externa y los recortes sociales impuestos por el FMI (un ‘saqueo’ masivo, según el director de cine argentino Pino Solanas), se alza y extiende sus protestas por todo Buenos Aires. Las protestas alcanzan el Congreso Nacional y el propio de la Rúa es asediado. Esa noche, con el país en estado de sitio, morirían 27 personas, 5 de ellas a manos de la policía. Al día siguiente, en medio de una batalla campal, el presidente es forzado a dimitir. Huiría en helicóptero de la Casa Rosada, sede del ejecutivo argentino, en una imagen que daría la vuelta al mundo.

El imaginario de los convocantes del 25-S, la iniciativa que pretende rodear el Congreso, se retrotrae a Argentina. Pretenden rescatar un Congreso donde la democracia ha sido ‘secuestrada por los intereses económicos’. Rajoy ha roto una tras otra sus promesas electorales. Su programa electoral ya era papel mojado menos de un mes después de su elección, como había hecho también su antecesor, José Luis Rodríguez Zapatero. Sin embargo, a pesar de la necesidad objetiva de ‘rescatar una democracia’ en manos del bipartidismo, pocas convocatorias han provocado tantos recelos como ésta. La izquierda ha sido especialmente dura: miedo a un golpe de Estado, infiltración de la ultra-derecha, falta de claridad de objetivos, infantilismo en las demandas, intento de retrasar un proceso revolucionario… en unas suspicacias que recuerdan a las surgidas a raíz del nacimiento del 15-M. De hecho, paradójicamente, muchas asambleas del 15-M se han opuesto a una iniciativa que se mueve dentro de las redes construidas por éstas. Finalmente, tras una reformulación de su enfoque y objetivos –eliminando la dialéctica más agresiva-, obtuvo el apoyo de dirigentes de la izquierda como Sánchez Gordillo, Tania Sánchez o Gaspar Llamazares y de partidos como EQUO o, tras muchos titubeos, del Partido Comunista de España.

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